RAMS: El choque entre culturas de un mismo territorio

Autora: Laura Turner  / leturnermd@gmail.com

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Este film refleja una historia que acontece en un pequeño país: Islandia.
En un extremo, la capital, una abstracción extraña para los habitantes del extremo opuesto: un desierto helado donde hombres y ovejas conviven en familia desde tiempos inmemoriales.
Una familia está dispuesta a todo cuando uno de sus miembros se encuentra en peligro.
Las ovejas contraen una enfermedad incurable y contagiosa. Es preciso exterminarlas para no contaminar los campos. El heno debe quemarse, los establos deben ser cuidadosamente desinfectados.
Si se extingue su simbólica progenie, la  estirpe humana también se encuentra amenazada: ambas desaparecerán. Ninguna de ellas puede vivir sin la otra.
Los «otros», los citadinos que irrumpen en esas tierras olvidadas, que sólo existen para que ellos puedan ejercer su patética autoridad, vienen a hacer cumplir el decreto y amenazan con juicios y tribunales a aquellos que creen débiles e ignorantes. Son más fríos que las tierras que intentan doblegar. Esas tierras de arraigos ancestrales que no reconocen el tiempo, donde hombres y animales jamás se resignarán.
Allí nacieron y allí descansarán.
Y ninguna de las dos tribus concibe la menor posibilidad de reflejarse en la otra.
Son extraños al igual que los paisajes que habitan. El de la Naturaleza, y el de La Capital.

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El abrazo partido – las partes de la identidad

Buenos Aires es un crisol de culturas donde conviven personas con distintos bagajes culturales. El barrio de Once es una de las áreas de la ciudad donde la convivencia entre culturas salta a la vista. La película El Abrazo Partido (Argentina, 2004), de Daniel Burman, sitúa a Ariel, un joven perteneciente a la comunidad judía, en el ámbito donde se desarrolla habitualmente. Su madre tiene un negocio en una galería en el Once, y él circula por el ambiente, se relaciona con otros –provenientes de otros contextos, también-. Las temáticas en las cuales Ariel navega son la galería del Once, el negocio de su madre, la búsqueda de su padre –quien no vive en el país hace mucho tiempo-, la ciudadanía polaca, su ser judío, la casa de su abuela y las mujeres.

Burman dibuja con trazos sensibles y reales la vida de un hombre en plena búsqueda y definición personal. Ariel es observador, y a través de sus reflexiones logramos conocer su mundo y de quienes lo rodean. Hay una clara referencia a la cultura judía: la casa de la abuela con sus símbolos, los lunfardos en yiddish y los olores; las conversaciones que tienen los personajes y ausencia del padre consecuencia de su partida a Israel.  La identidad de Ariel circula en todo momento, y son los cuestionamientos hacia quienes lo rodean y a sí mismo lo que ayudará a que defina quién es.

Para reflexionar:

– Cómo caracterizarías al Barrio de Once?
– Cuáles son las partes de la identidad de Ariel que podés identificar en la película?
– Qué características de la cultura judía podés identificar en la película?

Julia Taleisnink
Coordinadora de desarrollo de miembros
SIETAR Argentina

Película recomendada: Blindsight

blindsightBlindsight – Documental, 2006, Lucy Walker, Reino Unido.
Ganadora en la categoría Real to Reel del Festival de Cine internacional de Toronto en 2006, entre otros premios internacionales.

“Algo terrible habrán hecho en la vida pasada”, dicen de los ciegos los budistas. Y por eso están malditos. Los no videntes son señalados, insultados en la calle, hubiera sido mejor que no existiesen. Son parias. Así, maltratados por los habitantes de la aldea y rechazados por sus progenitores, los niños son alentados a realizar un tarea: escalar el Everest. El documental cuenta la historia de seis adolescentes tibetanos y un grupo de guías y acompañantes con un gran desafío de alcanzar la cima del Lhakpa Ri. Con la compañía de Sabriye, una asistente social y Erik, un montañista, ambos no videntes, los adolescentes emprenden la travesía.

ReflexionarPodría ser reduccionista y catalogar a esta película como inspiracional (“You can do it!”) pero prefiero decir que su belleza radica en que toca la esencia del ser humano. Varios aspectos se destacan a los largo de los 104 minutos que dura la película y los jurados que la han premiado seguro habrán encontrado muchas más. En lo que a mí respecta, creo que Blindsight tiene un mérito al que no se le puede ser indiferente: logra que el imponente Himalaya, protagonista indiscutido, junto con sus paisajes y geografía extremos, de cada casi cada película que pretende tomarlo como escenario, sea aquí solo un maravilloso telón de fondo.

La preparación del viaje se mezcla con las historias de los chicos, las expectativas de los acompañantes y con el vértigo de los pasos sobre el hielo. Lo más simple se vuelve complicado… y viceversa. La película se pregunta por los límites propios y por los del otro y de la riqueza del trabajo con otros. Como sostiene lo que es, para mí, una máxima del encuentro intercultural: solo el otro puede mostrarme quién soy yo.

Lucía Alfonso